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martes, 6 de marzo de 2012

Los impuestos progresivos.

Vivir en comunidad, vivir en grupo, tiene muchas ventajas, pero también significa asumir responsabilidades. Quien vive en grupo se beneficia de lo que aportan los demás, pero también tiene que aportar su parte al resto de la colectividad. Es decir, vivir en comunidad significa derechos y ventajas, pero también asumir nuestras responsabilidades para con los demás. Como ejemplo, podemos pensar en las casas grandes en las que todos solemos vivir.

Pues bien, el Estado es como una gran casa y quienes viven en ella son los ciudadanos. Por eso, todos los ciudadanos que viven en ese Hogar Público, en ese Estado, tienen que pagar entre todos los gastos comunes. Es decir, que todos tienen que pagar los impuestos para que el Estado, que incluye a las Comunidades autónomas y los Ayuntamientos, pueda proporcionar los bienes y servicios públicos que son para todos y que todos pueden utilizar.

En una casa, hay pisos grandes y pisos pequeños y, por tanto, no pagan la misma cantidad para cubrir los gastos comunes los propietarios de pisos de diferente tamaño. Lo mismo pasa en el Hogar Público, en el Estado, donde hay ciudadanos que tienen más dinero y que, por tanto, pagan más impuestos que otros ciudadanos que tienen menos dinero y que, por tanto, pagan menos impuestos.

Esto sucede porque, si todos pagaran lo mismo, como son más las personas que tienen poco dinero que las que tienen mucho, el Estado tendría escasos recursos económicos y podría proporcionar menos bienes y servicios públicos. Entonces habría chicos que no podrían ir al instituto porque sus padres no podrían pagarlo, o gente que no podría ir al médico ni a los hospitales por no tener dinero suficiente, o habría personas mayores que tendrían que depender de sus hijos o de sus nietos para poder vivir porque no existirían las pensiones. También habría personas que no podrían viajar cuando quisieran porque no habría buenos transportes públicos; o que, aunque tuvieran coche, tardarían mucho en llegar a los sitios por carecer de buenas carreteras. También habría problemas para recoger y reciclar las basuras, para tener agua en las casas para beber, ducharse y lavar la ropa, o podría haber graves consecuencias si ocurriera un incendio por no tener bomberos.

Para que las administraciones públicas (tanto la central como la autonómica y la local) puedan proporcionar los servicios públicos necesarios para que todos vivan lo mejor posible, se paga distinta cantidad de impuestos según el dinero que se tenga y según las obligaciones personales y familiares de cada persona. Por ejemplo, no pagan lo mismo quienes ganan sueldos muy altos que quienes ganan sueldos más bajos; tampoco pagan lo mismo las personas que viven solas que las que viven en familia; ni pagan lo mismo las familias que tienen hijos, o que tienen que hacerse cargo de personas mayores o de discapacitados, que aquéllas otras que no tienen este tipo de responsabilidades.
 
 
El ejemplo del sueldo es muy claro. Además de las cotizaciones a la Seguridad Social, el Estado le retiene a cada trabajador una determinada parte de su salario mensual. En vez de que el trabajador  perciba la cantidad íntegra de su salario para después pagar una cantidad en concepto de impuestos, el empresario envía parte de este salario al Estado directamente. Pero no a todos les retiene la misma cantidad, sino que ésta va en función del salario percibido. Esta retención constituye la mayor parte de un impuesto denominado IRPF, el cual tiene en cuenta todas las rentas percibidas durante un año por una persona (sueldo, premios de loterías, ayudas económicas, etc.).

Debido a la crisis económica, a comienzos de año, el Gobierno se vio obligado a aumentar, progresivamente, los tipos del IRPF. Esto supone que los empleados tengan que pagar más impuestos por su salario, disminuyendo así la cantidad que realmente perciben.

En la siguiente tabla puedes observar claramente la progresividad del IRPF, así como la subida experimentada hace escasos meses:


Volviendo a lo anterior, todos los ciudadanos tienen que pagar los impuestos al Estado, a las Comunidades autónomas y a los Ayuntamientos. Esto es justicia, que significa que, como todos los ciudadanos tienen los mismos derechos, todos tienen las mismas obligaciones, entre ellas, contribuir a los gastos comunes pagando los impuestos. Pero los impuestos no son una cuota fija, igual para todos. Según sea la situación económica y familiar de los ciudadanos, así es la cantidad que tienen que pagar por impuestos. Esto es equidad, que significa tratar de manera diferente las situaciones que son diferentes.

Los impuestos también sirven para que no haya gente que carezca de las cosas más necesarias porque no tenga dinero. Esto es la redistribución. Con el dinero de los impuestos, la Administración central, la autonómica y la local proporcionan los bienes y servicios públicos más básicos y necesarios para todos los ciudadanos. Si unos han contribuido con más cantidad de impuestos que otros, porque tienen mayor capacidad económica, han puesto en práctica el valor de la solidaridad, que es fundamental para vivir en sociedad.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Elena Gómez 1ºbachillerato B : Me parece muy interesante esta pregunta del blog porque nos explica muy claro y breve la distribución de la renta en España al igual que los impuestos que tienen que pagar las familias dependiendo de su nivel de vida ya que hay más gente de clase media que rica por lo tanto el Estado tendrían menores recursos económicos y no podría proporcionar tantos bienes y servicios, gracias por esta clara explicación sobre los impuestos progresivos :)

Rubén Corres dijo...

Muchas gracias por tu aportación Elena. La semana que viene hablaremos, entre otras cosas, de la progresividad de los impuestos.

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